
Se trata del punto más gélido de la Tierra, localizado en una alta cordillera de la Antártida a 90 grados de latitud.
En 2010, los datos recabados por los satélites de la NASA y la USGS revelaron la existencia de bolsas de aire a -93 grados Celsius. No obstante, ese estudio preliminar tuvo que ser revisado en 2018 con nuevos datos, que mostraron que los sitios más fríos alcanzan, en realidad, los -98 grados Celsius (-144 grados Fahrenheit), tal como se publicó en la revista Geophysical Research Letters. Las temperaturas se observan durante la noche polar sur, principalmente durante los meses de julio y agosto.
Estas bajísimas temperaturas requieren cielos despejados y que el aire también sea extremadamente seco, porque el vapor de agua bloquea la pérdida de calor de la superficie de la nieve.
Además, la gran elevación de la meseta antártica oriental también favorece estas extremas condiciones: los investigadores observaron que las temperaturas de la superficie de la nieve caían regularmente por debajo de los -90 grados Celsius casi todos los inviernos en una amplia región de la meseta, a más de 3500 metros sobre el nivel del mar.
Dentro de esta amplia región, encontraron que docenas de sitios tenían temperaturas mucho más frías. Casi 100 lugares alcanzaron temperaturas superficiales de -98 grados Celsius.
Los investigadores observaron las temperaturas ultra bajas en pequeñas caídas o huecos poco profundos en la capa de hielo antártica, donde el aire frío, denso y descendente se acumula sobre la superficie y puede permanecer durante varios días.
Esto permite que la superficie, y el aire sobre ella, se enfríen aún más, hasta que las condiciones claras, tranquilas y secas se rompan y el aire se mezcle con el aire más cálido de la atmósfera.
El récord de -98 grados Celsius es lo más frío que se puede alcanzar en la superficie de la Tierra, según los investigadores. Para que la temperatura baje tanto, los cielos despejados y el aire seco deben persistir durante varios días. Las temperaturas podrían bajar un poco más si las condiciones duraran varias semanas, pero eso es extremadamente improbable que suceda.
La temperatura del aire más baja jamás medida por una estación meteorológica, -89 grados Celsius, se registró allí en la estación Vostok de Rusia en julio de 1983. Pero las estaciones meteorológicas no pueden medir la temperatura en todas partes, con lo que se requieren datos de los satélites para determinar temperaturas ultra bajas, que pertenecen a la superficie de la nieve, no el aire sobre ella.
En contraposición, el lugar más cálido detectado en el planeta, también a través de la observación satelital, es el desierto de Lut, en el sureste de Irán, que llegó a alcanzar los 70 grados Celsius en 2005.
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