
Tras varios meses de idas y venidas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha conseguido aprobar este mes de febrero el proyecto de reglamento que clasificará a la energía nuclear y al gas como energías verdes, esto es, energías que pueden servir como medio de transición y, por tanto, contribuir a la lucha contra el cambio climático (a la par que ser merecedoras de inversiones multimillonarias).
Polémica decisión
A pesar de que incluir el gas y la energía nuclear como energías verdes contradice la opinión de la mayoría de los expertos, el Gobierno español se ha reservado el derecho de aplicar sus propios criterios respecto a esta decisión (nuestro país no está de acuerdo) que ha de ser aprobada por el Parlamento Europeo en los próximos cuatro meses.
¿Qué es la taxonomía verde?
Con el objetivo de cumplir los objetivos climáticos y energéticos de la UE para 2030 y alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo, la Unión Europea apuesta por reforzar la necesidad de redirigir inversiones importantes hacia proyectos sostenibles para hacer que economías, empresas y sociedades, en particular los sistemas de salud, sean más resistentes a los impactos climáticos y ambientales.
De aquí nace la creación de un sistema de clasificación común para las actividades económicas sostenibles, o una “taxonomía verde de la UE”. La taxonomía verde es, por tanto, una vía para que inversores y empresas puedan diferenciar qué proyectos afectan de forma negativa al clima y al medio ambiente gracias a las recomendaciones de expertos y científicos.
En esta nueva iniciativa se han incluido de manera transitoria, fuentes como el gas natural y la energía nuclear como medios de transición de cara a un futuro en el que deben predominar las energías renovables.
Pero, ¿son verdes el gas y la nuclear?
Se trata de una medida polémica. Legisladores europeos de todo el espectro político están bastante en desacuerdo por la negativa de la Comisión Europea a consultarlos adecuadamente sobre el informe que etiqueta el gas y la energía nuclear como una fuente de energía “transitoria”. Muchos afirman que no sigue la línea de pensamiento inicial de la Comisión Europea.
Compromisos de la COP26
La Agenda Breakthrough acordada en la COP26 podría ayudar a desencadenar puntos de inflexión positivos para abordar la crisis climática, dicen los investigadores. De hecho, en esta cumbre, celebrada en Glasgow en 2021, los líderes de los países que representan el 70 % del PIB mundial se comprometieron a “hacer de las tecnologías limpias y las soluciones sostenibles la opción más asequible, accesible y atractiva en cada sector emisor a nivel mundial antes de 2030”.
La esencia, es apostar por la opción “verde” como más sencilla y más barata en vez de centrarse exclusivamente en la idea de reducción de emisiones concretamente.
“Los desafíos son enormes: necesitamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030 y revertir la pérdida de biodiversidad para que nuestro impacto sea ‘positivo para la naturaleza”, ha comentado Tim Lenton, director del Instituto de Sistemas Globales (GSI) en la Universidad de Exeter.
¿Ayudará esta calificación al objetivo final?
Los grupos y activistas ambientales han dicho que reconocer el gas natural, un combustible fósil, como verde, para empezar, retrasaría la acción climática que se necesita desesperadamente y socavaría la credibilidad del bloque como líder mundial en la lucha contra la emergencia climática. Según algunos expertos, estos planes de Bruselas diluyen la etiqueta de sostenibilidad forjada desde hace tantos años.
La ministra de Clima de Austria, Leonore Gewessler, dijo a través de su cuenta de Twitter que el gobierno estaría preparado para demandar a Bruselas si se implementaran los planes de la comisión finalmente. [Ni la energía nuclear ni el gas deberían tener ningún lugar en la lista taxonómica de la UE] “porque son perjudiciales para el clima y el medio ambiente y destruyen el futuro de nuestros hijos”.
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